Este mes charlamos con Ramón Ledesma Muñiz, abogado con más de 20 años de experiencia en política sancionadora en materia de tráfico y seguridad vial. Como Subdirector General de Normativa y Recursos de la DGT entre los años 2004-2012 fue responsable de la puesta en marcha del permiso por puntos, el Centro ESTRADA (multas de radares de León), la digitalización de las matriculaciones, transferencias, bajas de vehículos o la reforma del sistema sancionador (procedimiento abreviado, dirección electrónica vial…
En la actualidad es CEO de Arquitectura Jurídica, Consultora especializada en colaboración social administrativa y Consejero Asesor de PONS Seguridad Vial. Es consultor del Banco Mundial en materia de fiscalización en Latinoamérica y consultor en CAF.
Es Máster en Función General de las Administraciones Públicas por ESADE, funcionario en excedencia del Cuerpo Superior de Técnicos de Tráfico de la Dirección General de Tráfico y tiene concedida la máxima condecoración del Ministerio de Justicia, la medalla de San Raimundo de Peñafort.
Lo primero Ramón agradecerle su disponibilidad.
Nos gustaría empezar por algo que creo todos tenemos en mente y que usted, con su dilatada experiencia, nos puede dar las claves. ¿Cómo cree que será la movilidad después de esta pandemia? ¿Cómo ve todas estas nuevas tendencias en movilidad?
Hace tiempo que el modelo de movilidad de nuestras ciudades en Europa está cambiando. En general, una idea es la central: recuperar espacio urbano para “estar” más que para “pasar”. Si el ancho de una calle es de 12 metros de calle, 9 metros se destinan al estacionamiento y circulación del automóvil y apenas 3 (1,5 por acera) al peatón. Las tendencias se están invirtiendo: es el peatón el que comienza a “expandirse” por toda la calle, y excepcionalmente, el vehículo pasará por ese espacio.
La pandemia ha venido a acelerarlo todo. No esperábamos un nuevo criterio: el sanitario. Todos nos quedamos en la retina con la imagen de las grandes avenidas de las grandes ciudades desiertas con personas caminando y niños jugando en mitad de la calzada. Resulta que nos gustó.
Con todas estas nuevas tendencias de movilidad que nombra, la legislación cobra vital importancia. ¿Cómo cree que deben afrontar las ciudades y las administraciones estos cambios? ¿Y los usuarios?
La legislación es la “herramienta” para acelerar procesos. Absolutamente. La normativa de tráfico se hace 100 años por y para el automóvil. Toda la norma giraba en torno al automóvil como el gran descubrimiento donde los poderes públicos debían garantizar y fomentar su uso. La separación de la vía entre calzada y acera, los semáforos, las señales, las intersecciones…
Poco a poco vamos a ir sustituyendo el Reglamento General de la Circulación por el Reglamento General de la Movilidad. Algunas cosas ya han empezado a cambiar. La aprobación del límite 30 km/h para el 80% de las calles de la ciudad es un mensaje muy potente para la nueva movilidad.
¿Propiciarán estos nuevos sistemas de movilidad un cambio en la reordenación de las ciudades como usted defiende en varias entrevistas? ¿Ve a las distintas administraciones ir en esa línea? ¿Cómo van a influir las nuevas normas de la DGT?
No tengo ninguna duda. Ya lo estamos viendo. La “competición municipal” hace 30 años por ver quien hacía “más autopistas urbanas” en menos tiempo se ha trasladado como un péndulo a la competición política por ver quien “peatonaliza más rápido”. El éxito, como todo en política pública, estará en hacer una transición ordenada, donde todos (incluido especialmente el sector del automóvil, clave en nuestro país) puedan situarse.
Una de las grandes afectadas debe ser la Dirección General de Tráfico. Junto con la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil, nació por y para el automóvil en los años 60. Si cambia el rol, también deberá cambiar el papel de la institución, sus organigramas…
Como sabe desde Gesthispania uno de nuestros valores es la relación con las distintas administraciones, contando con un departamento especifico para esta labor. ¿Cuál es su valoración de esta relación publico privada para afrontar los retos de la nueva movilidad?
Básica. En el mundo (no solo en España) la política y la administración no están evolucionando al ritmo que la sociedad y los mercados lo están haciendo. Cada vez es más difícil dar soluciones desde el sector público: los consensos, las herramientas, el formalismo…. Será la sociedad civil la que poco a poco irá organizando sus propias soluciones, incluso las que afectan al bien común y no tanto a la empresa. La Administración debe entender que el principio de jerarquía que creía ostentaba está pasando a un principio de cooperación-colaboración.
En el ámbito de la movilidad esto es aún más claro. Hemos tardado 10 años en aprobar un cambio normativo (la reducción urbana a 30 km/h) que debía liderar el proceso de cambio. Este se ha ido haciendo sin contar con el Estado, solo con la Administración Local (la más cercana al ciudadano).
Los modelos de colaboración público-privada serán básicos. Y el problema no es tanto para el sector privado como para el público: si lo entienden y son una parte más, todo se acelera y toman protagonismo. Si no es así se quedan atrás, sin aportar valor. Un ejemplo es la información de la gestión del tráfico. Ya en manos de los operadores privados, la Administración puede aportar si entiende su rol: uno más.
Como sabe la digitalización es uno de los factores diferenciales de nuestra propuesta. Lanzamos productos para facilitar procesos que optimicen esta relación con las administraciones, y la haga más ágil y sobre todo 100% digital ¿Cómo cree que esta digitalización puede ayudar al sector?
No hay alternativa. O hay digitalización o no hay proyecto. La relación digital entre Administración y usuarios pasa por lo que se denomina colaboración social digital en modo amplio: todo un conjunto de agentes y plataformas que contribuyen a facilitar el cumplimiento de las obligaciones administrativas que se imponen sobre ciudadanos y empresas. Y en este punto, volvemos a la pregunta anterior. La digitalización puede hacerla sola la empresa (que lo hará) o acompañada de una Administración que escucha y participa.
El año desde el punto de vista de matriculaciones empieza con cifras al menos preocupantes ¿cómo ve las perspectivas del sector para el futuro? ¿Cuáles cree que son las bondades e inconvenientes de algo tan en boga como al electrificación de la flota?
Hay varios elementos en el debate , cada uno de ellos independiente y todos ellos agudizados por la pandemia. El primero de ellos es que el modelo de consumo del automóvil está cambiando. De constituir un signo de “estado social” ha pasado a convertirse en una “utilidad” más. Esto es especialmente llamativo en la combinación “jóvenes urbanos”: sus soluciones de movilidad están en su dispositivo móvil, no en un vehículo concreto. Su solución de desplazamiento diario ( y cada vez más de fin de semana) lo marca “SIRI”: llévame a mi destino. Y para llegar a su destino podrá haber un vehículo, un patinete, un autobús,…. o todos ellos.
El segundo es la “electrificación mal enfocada”. No ha existido un liderazgo público del proyecto. Tenemos territorios como las islas donde un planteamiento país hace 10 años nos hubiera llevado a espacios totalmente electrificados. Es otro ejemplo de la soledad del sector privado. La “estrategia comercial pública” por parte de la Administración de la electrificación no se ha hecho. Y era necesaria.
Finalmente, una batería de pequeños elementos contribuirán a ordenar el mercado a uno otro lado, dependiendo de las estrategias de los sectores: el auge de las dos ruedas (bicicletas, ciclomotores, motocicletas,…) como solución más óptima dentro del uso urbano, la figura del renting en el sector de autónomos, particulares y micropymes, la valoración cada vez mayor del V.O…
A todo ello debe sumarse la pandemia y el teletrabajo: ya no hay tantos kilómetros que recorrer y eso se nota en las decisiones de compra.
Y hablando de futuro y cerrando al entrevista con una pregunta que siempre les hacemos a nuestros entrevistados: ¿cómo valoraría Gesthispania y su propuesta de valor al sector?
A diferencia de otras empresas del sector, Gesthispania entendió desde la puesta en marcha de la reforma del procedimiento sancionador cual era el nuevo modelo de negocio: facilitar y digitalizar el cumplimiento de las obligaciones administrativas derivadas de la sanción de tráfico. Mientras otros centraban sus esfuerzos en “mantener” el status de vivir de la burocracia de la multa, Gesthispania apostó por digitalizarla y facilitar su cumplimiento, así como apostar por fomentar la relación con las distintas administraciones para facilitar los distintos procesos administrativos. La herramienta Payyourfines es , probablemente, el ejemplo más claro: una herramienta que facilita a todos los actores el pago y su integración en los sistemas.